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Compartimos este artículo en el que colaboramos con @AlfredoVaronaA en Público.es

James Rodríguez es el hombre de moda. Es el futbolista que hace goles imposibles, el que tira desde cualquier lado o el que demuestra que José Nestor Pekerman (Argentina, 1949) llevaba razón el día que se hizo cargo de la selección colombiana: «Ustedes no saben el potencial que tiene Colombia, pero acá la palabra trabajo…». Luego, insistió en que los tiempos tenían que cambiar. «Hay que aprovechar las ventajas del futbolista colombiano que genéticamente está tan dotado como el argentino. Aquí hay potrero, hay barrio. Pero hace falta trabajar la mente, la inteligencia táctica». Y en ese escenario apareció un muchacho, James Rodríguez, que se solidarizó totalmente con él. Llevaba tiempo diciendo que él aspiraba «a ser algún día Balón de Oro», pero en Colombia no era fácil de creer. No lo era hasta que apareció Pekerman que, antes de triunfar como entrenador, tuvo que ganarse la vida de taxista en las calles de Buenos Aires.

Hoy, James es el número ’10’ del Madrid. Representa lo que toda Colombia ama. Un hombre al que, incluso, pone de ejemplo Juan Manuel Santos, el presidente del país. Un futbolista que lleva tres meses en el Madrid y juega como siempre. Un «hijo de Dios», cuya vocación anuncia en su cuenta de Twitter en la que establece que «si crees en ti ni el cielo será tu límite». Por eso en el Madrid no ha dejado de ser el que Pekerman le pide que sea en la selección colombiana. No ha dejado de comparar los partidos «con una película de cine». No ha dejado de poder la pelota en cualquier parte, de imponer sus condiciones o de atrapar a gente como Santiago Rivera, psicólogo del Deporte y compatriota suyo. «Los futbolistas no sólo juegan los partidos dentro del campo, sino también fuera. En ese sentido James es un hombre inteligente. Sabe ser humilde. Sabe pasar por esta vida sin llamar la atención. Sabe hablar en público y no le molesta hacerlo, si hace falta. Sabe que para triunfar también hay que currar y me da la sensación de que hasta ahora es tiempo lo único que le ha faltado para cumplir todos sus sueños».

¿El heredero del Balón de Oro?

James es compatriota del cantante Juanes (más de 15 millones de álbumes vendidos en todo el mundo), de Shakira y hasta de Falcao. Pero ahora mismo el presidente del país elige a James, a un muchacho de 23 años, como «el colombiano más famoso». Una afirmación que el psicólogo Santiago Rivera puede compartir: «Sí, ¿por qué no? ¿Quién te dice que, sobre todo el próximo año no estemos ante un futuro Balón de Oro? James no sólo representa a un gran jugador, sino también a un muchacho que tiene claro que es un gran jugador. No le tiene que convencer nadie. Se ha convencido él. No tiene miedo a los errores. No es, por ejemplo, como Benzema que falla dos goles y ya se empieza a preocupar. James, sin embargo, no. Cree que está aquí para ser el mejor y ahora mismo nadie le puede convencer de lo contrario. Es algo que ya se vio en el Mundial con Colombia, donde se preocupó por ser el líder. Quería serlo. Necesitaba serlo».

En realidad, ya no es como en los años noventa cuando llegaron a Europa los mejores futbolistas colombianos (Higuita, Valderrama, Asprilla…) y fracasaban en cadena. «Venían acostumbrados a hacer lo que querían en la selección colombiana y fueron incapaces de adaptarse a la disciplina europea». En ese sentido James, como Falcao, partió con ventaja. «Emigró muy pronto de Colombia. Tenía que ser así, porque allí no había entrenadores lo suficientemente preparados. Es algo que no puede molestarnos. La prueba es que hay miles de entrenadores argentinos por todo el mundo y, sin embargo, apenas hay colombianos». James tuvo esa suerte o esa certeza. «Supo apretar la tecla. Supo formarse. A los 16 años ya estaba en Argentina, a los 18 vino al Oporto. Incluso, a esas edades tan tempranas, siempre mostró una gran capacidad para adaptarse. Por eso no me extraña nada de lo que ahora vive en el Madrid, donde insiste que quiere ser el mejor. Y, si se salvan las distancias, yo veo un poco en él una forma de ser parecida a la de Messi, a ese perfil social, a ese hambre…. «.

Y a un punto en común, a ese hombre, que hoy ya tiene 62 años, al que la vida en una época le obligó a hacer de taxista, Nestor José Pekerman, el mismo que luego dio su primera oportunidad a Messi en la selección argentina sub-20, el mismo que hace menos avisó a James Rodríguez cuando le escuchó hablar del Balón de Oro: «Usted tiene talento de sobra, pero será el trabajo…».